*Por Prensa CEPA
Con los constantes aumentos de temperatura y la inminente llegada del verano, resulta imprescindible pensar en correctas estrategias de riego para evitar deshidratación de nuestras plantas sin gastar más agua de la necesaria.

Existen muchas variables a tener en cuenta a la hora de regar una planta o el césped cuando las temperaturas comienzan a aumentar. En este caso nos centraremos en la frecuencia, la cantidad de agua y el momento del día.

A la hora de regar es indispensable tener en claro que el objetivo es hidratar la planta, es por eso que habría que conocer las características de cada especie vegetal y su demanda de riego. En general las plantas de hojas grandes necesitan mayor hidratación que las de hojas pequeñas.

Durante el verano, el mejor momento del día para regar es temprano por la mañana o luego del atardecer. De esta manera, el suelo no estará a una temperatura elevada lo que minimizaría la evaporación y haría más eficiente el riego.

No todas las plantas deberían ser regadas todos los días. Suelos profundos, no pedregosos tienen la virtud de contener mayor cantidad de agua; esto es análogo para el cultivo en maceta o contenedor: Un contenedor o maceta más grande tendría la posibilidad de contener mayor cantidad de suelo y por ello se adaptaría a una menor frecuencia de riego.

El césped tiene raíces poco profundas. En verano demanda frecuencia y cantidades importantes de agua para su hidratación y salud. Se calcula que esta necesidad de riego está entre 5 y 8 litros por m2 por día (dependiendo de la latitud y las temperaturas medias). En general, regar diariamente funciona bien para este cultivo, en especial si tenemos suelos poco profundos. En caso de no poder regar todos los días deberíamos aumentar la intensidad (cantidad de agua a aplicar en cada riego).